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jueves, 5 de noviembre de 2015

EL ÁGUILA DE ORO Capitulo 7-Sublimación y Proyección




CAPITULO VII


Sublimación y Proyección




He viajado, he dormido, he vivido una vida, hecha de tantas vidas de experiencia y laboriosidad al lado de Eugenio.

He participado en las vibraciones que desde su personalidad emanan de todas formas, cuando habla, cuando aconseja amorosamente o reprende con severidad y cura el alma exorcizando en silencio; cuando tocaba el órgano las notas de Shangrilá, el primer paraíso perdido o cuando lee a Poimandres y nuestras almas vienen acunadas por la luz dorada creativa, sin estar nunca cansado, desde la mañana hasta avanzada la noche, para dar cuanto ningún otro habría podido dar, con el ejemplo de una vida de infarto.

Precisamente este celo lo ha llevado verdaderamente a tener el infarto, hecho físico permitido por la Voluntad divina, pero sólo para mutar su disponibilidad, siempre dispuesta a encuentros ocasionales, al teléfono, pasando de un argumento a otro con o sin ayudas o traductores, humano y transcendental, leyendo en el pensamiento y en las vidas pasadas de todos nosotros; de decisiones inmediatas pero atentas, ordenado, elegante, de un hombre que nunca fué humano, porque Eugenio murió el 25 de marzo de 1952, compenetrado por la Personalidad de que hablamos.

Percibía en lo íntimo de mi interior que anticipaba los pensamientos, las acciones, los hechos futuros, muchas veces incomprendido tanto antes como después, y a menudo estaba presente en astral, al mismo tiempo, a más personas, porque en aquella dimensión era diferente, como un rayo de Sol deslumbrante.

Y algunos fenómenos extraordinarios también los habían vivido los familiares como uno, irrepetible, por el hijo Franco cuando, sobre el Etna vió que el padre se había encendido y se puso a gritar: ¡Socorro, socorro mi padre arde!. Era una transfiguración, un visible desplazamiento sobre el plano astral.

Dice Poimandres a Eugenio:

Hijo, dirige la mirada hacia donde está el vacío, allí hay otro gran misterio de lo Creado, allí también está aquello que ninguno de los vivientes en carne y sangre puede, jamás, ver y conocer. Sé prudente y de ésto te doy grave advertencia de no hablar, jamás, de todo aquello que percibes en lo secreto de lo invisible.

Cuando el Señor se complace en poner en mi espíritu la Luz de la Conciencia Universal, mi vida se vuelve una multitud de vidas.
Es semejante a una cepa que, despojada de cada cosa, readquiere la fuerza de realizar todos sus racimos y sus racimos todos sus granos de uva.

De tal modo me siento, el Uno en el Todo como las cosas del Cielo. Cuando, en tal modo, siento vivir la vida, no estoy ni vivo ni muerto, pero soy como todas las cosas que están en el regazo a la Luz Eterna.
Tal incomensurable bienaventuranza tomo por divina concesión, y en ella mi espíritu se inunda con profundo deleite. En tal modo, mi espíritu pone las alas de Luz y, recorriendo las vías de los cielos, comprende aquello que la conciencia terrena pone en lo incomprensible. El cuerpo y el alma, quedando solos y estremecidos por la espera, fijan las fuerzas en la profundidad de las cosas creadas, desatando la atadura atávica de las conciencias y capacidades.

Eugenio, solía, a menudo, recordar la frase del Evangelio Cuando quieras orar, entra en tu habitación, cierra la puerta, ora al Padre tuyo que está en lo secreto...” (Mateo 6‑6).
Y nos decía: 
"Esforzaros en descubrir aquello que está en vuestro secreto. Aquello que os ha sido dado, debeis descubrirlo; debeis hacerlo vuestro a toda costa.
Cada uno debe esperar que el propio rosal de la Eternidad florezca en la Luz del Padre Omnicreante.
¡Evitad morir por segunda vez, porque produce sufrimientos inimaginables!".


El Evangelio no es una enseñanza para la resignación, sino para la lucha, para la acción. Es la ley del Espíritu, la ley del Dios viviente, que debe ser realizada en la conciencia de cada hombre.
Realizando la verdad que este contiene y poseyendo la sublime luz, donde quiera que os encontréis, aún en el infierno, podreís gustar la armonía de lo creado y del Creador, y sentiros en el Paraíso.

Es la verdad que os hará libres de todas las blasfemas ilusiones que ofuscan vuestras mentes y vuestros corazones.
En este mundo estáis todos en la escuela para aprender, estudiando los valores complementarios que instruyen y determinan la realización consciente del devenir eterno del cosmos.
No os resignéis a sufrir el mal, sino luchad para superarlo, para que el bien triunfe en vuestras conciencias y se realice en vuestros espíritus el conocimiento de la verdad eterna.
Dios ama ser servido con coraje, los tibios serán vomitados de Su boca. Dios no ama a los perros mudos, sino aquellos que ladran.


Si quisiéramos considerar su obra desde el punto de vista humano, sería imposible. Siempre disponible, incansable, listo.
Y repetía siempre: "Te doy gracias Padre, que me haces sufrir, porque tú bien has dicho - es sufriendo como Me sirves mejor- Hágase pues Tu voluntad." 
"¿Y cuál es el límite del sufrimiento?". 
"Cuando habrás dado todo ti mismo, habrás hecho, simplemente, tu deber. La felicidad se conquista con el dar, se pierde con el poseer. Cuando comenzaréis a comprender que, en verdad, no poseéis nada, ni siquiera a vosotros mismos, entonces comenzaréis a salir de la espesa jungla de la primitividad".

Alguno ha pensado que serían las enseñanzas que deben hacer  avanzar, madurar, mientras siguen tales, desde el inicio.

Ha pensado que aquellas bases adquiridas superficialmente, aún si vividas íntima y astralmente probadas y profundizadas, debiesen luego ampliarse, aclararse por sí solas por el estudio de la conciencia cósmica. Y, sin embargo, no podían progresar, así como no lo pueden las verdades eternas, si no profundizamos por nosotros mismos en la experiencia enriquecedora.
Se ha sido, pues, superficial, incapaz de concebir.

Y entonces la cubierta del Secreto Cósmico, del Espíritu del Verbo invisible, los ha vuelto a envolver entre Sus alas.
Este es el sollozo del Águila, los estigmas espirituales del Padre amoroso.


La angustia de mi espíritu y la pena de mi corazón
¡La angustia de mi espíritu por el vano sacrificio de Jesús-Cristo, por Su rechazada oferta redentora, por Su inapreciable misericordia!.

La Pena de mi corazón por cuanto veo y siento en esta loca, sanguinaria, inconsciente generación, muda y sorda a las llamadas de las potencias celestes, perseverante en los errores y en el obedecer, sin ningún discernimiento, al maligno, al tentador Satanás, Lucifer y su legión anticrística. La gran batalla se aproxima a su epílogo y el Padre Glorioso emitirá Su definitiva sentencia.
Después, el Paraíso prometido en la Tierra lo heredarán los Bienaventurados, aquellos que Lo han servido porque "verdaderamente" Lo han reconocido.


Soy testigo del anhelo, del celo, de la voluntad que siempre prodigaba su amoroso ser, de sus manos al tomar a todos, en el acariciar a los mansos, en el dar energía vital a los sufrientes, curando, en el exorcizar a los poseídos.

¡Cuantas veces, en Valverde, ha explicado a los íntimos el juego de las almas, las burlas y los asesinos, en el cuerpo, en la mente y en el Espíritu que éstas producen!.

¡Cuantas personas ha liberado de estas redes, oscuras, de engaño y perdición!.
¡Y con este ejemplo y con tantas acciones, no fácilmente perceptibles por nosotros, ha bendecido, vivificado con la caricia del espíritu!.

Y, todavía, ha enseñado sobre el Amor.


EL AMOR VIVIFICANTE.
El amor que renueva y llena el vacio de aquello que nunca se ha tenido y siempre deseado tener.

El amor que se da con la esperanza de recoger un rosal para la propia alma, un rayo de consolación para el propio corazón.
Por eso te das, para vivificar cuanto tu espíritu anhela, desea que nazca y crezca alrededor de la solitud de tu vida.
El amor paterno, filial, fraterno se funden en un solo radioso bien que adorna el aliento, el respiro de tu espíritu tendiente y animado a dar felicidad y a recibirla con la misma fuerza con la que la da.

Esto es amor vivificante, la necesidad insuprimible de sembrar y hacer crecer el bien que se posee, para luego hacerlo suyo para siempre.
Es este amor el que trasciende y colma el vacío de felicidad y de alegría.

Es este amor que nutre y conforta a los caminantes solitarios que dan sin pedir nada, pero que en sus espíritus poseen todo el amor de lo Creado.


Junto a la Vía de Juan, de la revelación y del Servicio Divino, está la explicación de que a cada tribu corresponde una cierta obra específica, diferentes caminos, diferentes aspectos que conducen a una única meta, que sean paralelos convergentes, porque de una única Verdad han sido emitidos y al Uno se retorna.

Más se es consciente y más se explica con las parábolas de la simplicidad porque no hay otro modo de comunicar los conceptos de lo invisible, de lo intangible, de la dimensión en la que si no se es semejante, no hay sintonía silenciosa.

En mi insignificancia, aquel profundísimo ardor de obrar, partir, dar todo de mí mismo aunque no me comprendieran, aunque me criticaran, cada vez más solo, era porque debía realizarme sólo, para superarme a mí mismo y entrar de lleno allí donde hay otro punto de vista, aquello que une la más angustiosa tristeza a la sonrisa de la luz interior, no más atacable por disuasiones.
El ansia de hacer, todavía, lo que fuera, pero hacerlo... antes de irse.

Hijos queridos a mi Luz, aquello que quiero deciros es de comprender vuestra temporánea naturaleza.

La causa soy Yo y cada acto vuestro brota de Mi querer y por fines que Yo mismo determino en el tiempo querido.

Vosotros, dilectísimos, sabéis de ser Mi voluntad de vivir la vida viviendo en Mi, de cumplir, en el sufrimiento humano, parte de Mis designios predispuestos por Mi eterna sabiduría creativa.
Para vosotros, Mis queridos hijos vivientes por Mi voluntad, la casualidad no es vuestro destino, sino el Mío que vivo en vosotros con todas las facultades divinas y humanas.
Vuestra realidad es Mi eterna verdad que se manifiesta en este tiempo.

Aquello que vosotros, queridos mios, sentís inflamar dentro de vuestra naturaleza, que aflora con dulce potencia en vuestras almas, que se consolida activamente en vuestras mentes, son Mis valores operativos que se proyectan allí donde Yo estoy, el Uno y el Otro en una misma cosa.

No dejaros engañar por las leyes que el hombre ha decretado con su tonta naturaleza involutiva. Vosotros, hijos Míos, debéis tener siempre presente Mi ley. La ley de la verdad eterna vivificada y sostenida por un amor que ofrece Mi felicidad y Mi paz sin condiciones y exenta de humanos y descarnados prejuicios temporales.
Esto quería deciros, hijitos Míos; comprender vuestra temporánea naturaleza para ser mejores conocedores de aquello que os tenía destinado, aún antes de que vuestra carne se volviese por Mí animada y viviente.

Si vosotros, hijitos, estáis en Mí con divino conocimiento, Yo en verdad os digo: Me manifestaré cada vez más en vosotros.
Mi Luz esté en vuestros corazones.


El poder de los Arquetipos de crear en astral
las formas a través de la Alquimia
Hermano querido,
El Sagrado Conductor que sostiene y guía tu espíritu es Aquel que guía y sostiene nuestra obra. Él es el Jefe Espiritual de diversas constelaciones de nuestro Universo y Su conciencia es Crística.

En este tiempo hemos estado cerca de ti y hemos podido notar la acción de tus sondeos sobre algunas personas muy cercanas a ti.
En verdad nos alegramos, pero debemos decirte cuanto sigue:
No es, de hecho, necesaria la continua activación del poder telepático. Después de la activación de los primeros sondeos, por reflejo, pasan bajo el nuestro, completo, control. Nosotros, a nuestra vez, provocamos sobre ellos los efectos necesarios, con el fin de conocer su estado psicológico. Cuando notamos que tal estado es, progresivamente, propicio a ser más seriamente cribado, hacemos brotar algunas vibraciones de diferente naturaleza.

Esto te decimos con el fin de aliviarte del esfuerzo al cual estás forzado a recurrir creando una forma.

No hay reposo para el espíritu del Arquetipo.
Este es la proyección continua de los designios eternos del Espíritu Creativo.

La verdad no es energía sino aquello que es, aquel que es del cual proviene la creación y la evolución (aquello que no es porque es cambiante).
La Verdad, la gran Verdad
Son muchos a buscar la verdad, tantos son aquellos que la quieren servida sobre una bandeja de oro o plata, tantos otros la quisieran ver brotar de la masa cerebral o de un viciado razonamiento.
Sería demasiado bello subir en litera, al monte que lleva a la verdad; sería empresa fácil, pero no encontrarían nunca la verdad.

La verdad ama secar el sudor del amor que busca al amor.
La verdad no se revela a aquellos que dan sólo una parte de sí mismos, más bien a aquellos que dan todo de sí mismos, porque saben que sólo con la total abnegación, la Divina-Luz que está en ellos, se revela.

No es haciendo “bla, bla, bla, bla” que la verdad se revela; es necesario autorrealizarla en sí, porque este inmenso bien está en cada uno de nosotros y calla si no la agitamos con el amor y con la renuncia de los excesos y de los defectos, que desarmonizan y producen sufrimientos.

La verdad se conquista con sacrificio. Este es el precio que se debe pagar para poseerla: sentimiento de justicia, sentimiento de paz, sentimiento de amor y de fraternidad. Sólo con estos altos valores la verdad puede ser poseída.
No podéis emprender el vuelo hacia los supremos conocimientos sin antes macerar vuestra ignorancia.

Sólo después de los necesarios efectos de una causa que aún desconocéis, entonces la verdad alzará sus brazos y gritará solemnemente: “Ego Sum”.

Entonces, la Luz que vivifica, deifica y vuelve al hombre un dios viviente semejante al “Generador de la vía, de la verdad y de la vida”, os compenetrará para ensalzar vuestro espíritu hacia las supremas alturas del Divino Conocimiento.

La verdad, inmutable y eterna, será vuestra y vuestra será la deidad.

Repetidas veces nos ha recordado que la metodología Divina nos da las espaldas, recordando que se puede hacer propia la verdad sólo cuando el maestro nos deja solos. ¿Pero quién jamás ha quedado solo, de la omnipresencia Divina?.
¿Qué enseñanza o realización nos ha abandonado nunca, si no hemos sido nosotros a abandonar y dar las espaldas?.

Os he llevado a la cima de la montaña en donde anidan las águilas. Podéis descender al valle, si lo queréis: no os detendré.

Os he mostrado los valores del bien y aquellos del mal.
Sois libres de poner en práctica los unos o los otros: no os disuadiré ni os aconsejaré ulteriormente.

Mi vida ya no está ligada a la vuestra, ni mi espíritu podrá iluminar vuestros espíritus si caeréis en las tinieblas. No podré hacer nada más que pueda daros respiro de alivio y de esperanza.
Las puertas del bien quedarán cerradas para quién prefiere pastar en el valle del mal.



“La vida es sólo un sueño” decía a menudo, sonriendo.
Yo estoy listo para salir sobre mi blanca astronave, porque sé a donde me llevará y donde se posará. Yo sé, también, de quedar libre y de andar hacia los confines del cosmos o de volver para acariciar los corazones de aquellos, que conmigo, han amado y sufrido por amor de Dios. Por ellos me haré ver con mi blanca astronave y en el sueño los llevaré conmigo para gozar con sus espíritus y para conversar, todavía, sobre la verdad eterna.

Si yo dijese quien he sido, hoy, ciertamente no me creeríais; yo no os lo diré, pero es verdad que los acontecimientos os lo dirán, porque así lo quiere el Padre de todos los Cielos.
Para vosotros soy un loco, un caminante chiflado, un pobre digno de compasión, pero para el Rey, para Aquel que reina soberano por los siglos de los siglos, fui, soy y permaneceré, en eterno, Su palabra de Amor, de Paz y de Justicia Celeste.

¿Qué os importa a vosotros lo que yo sea?. Es mejor para vosotros que no lo sepáis antes de que mi obra sea cumplida.
Aquel día en que mi obra será sellada por la Gloria de Dios, entonces aún si supieseis quien yo he sido, ya que no podréis tener aquello que he intentado, por todos los modos, daros, para volveros buenos y obedientes, mansos y justos a las leyes del amor fraternal y universal de Dios.


PIENSO EN EL RETORNO
Cuando mi mirada se posa sobre Tu Luz, percibo el tiempo y la morada de mi amor y de la eternidad de mi ser de luz.
Entonces pienso, pienso y la memoria abre el sendero del silencio. Veo mi patria envuelta por una miríada de colores, acariciada por una música penetrante y suave como una aterciopelada caricia; veo las alas doradas de los espíritus solares vibrar y una voz que me llama:
“Hermano, hermano, el ansia de tu retorno es grande”. Pero cuando el silencio cesa, la memoria se cierra, la imagen de mi patria queda en mi corazón con los colores de todos mis sueños y de todas mis esperanzas.
Entonces pienso, pienso en el retorno.

Mi corazón está justificadamente cansado, pero satisfecho de haberse dado todo sí mismo sin límites y sin condiciones.
Sus débiles latidos me cuentan su historia, sus sueños y sus esperanzas: me dicen que es feliz, aún si sufre y mira hacia su ocaso.
Mi espíritu lo acaricia y lo conforta, lo ilumina y le agradece por haberle servido tan amorosamente, entre una ansia y otra, entre una esperanza y otra.
Él sabe, pero calla, calla con una lágrima y una sonrisa que la luz rapta en su eternidad.


Escritos tales como éste de 1952:
Mi camino en la vida arrastra consigo todas las cosas que no pueden pararse.

Así son todas las cosas que en mi no pueden morir.
Nada he dejado en el tiempo; nada ha quedado detrás de mí; ahora todo está en mí y ante mí; nada ha quedado desatado de mí espíritu. Ahora que soy como, en un tiempo fui, veo el pasado en el presente y el presente en el futuro, con la misma aureola y con la misma linfa de la continuidad eterna.

Son, para mí, queridos recuerdos aún si para otros son fábulas. La tierra de los montes dorados y de los valles plateados fue tierra nativa de mi cuerpo, que fue la Atlántida, resplandeciente linfa del luminoso astro, cuna de sabiduría espiritual, de riqueza y de fuerza.
Tu luz nunca será débil, ni el aire dispersará la eterna e inmutable melodía de tus cantos. Ricas son las sirenas y rico también es el abismo donde suavemente yace, con el Anciano de indómito querer.

Otras bellezas tuyas se inmortalizan bajo el adorado manto ardiente como el fuego y móvil como el viento. Despierto es mi deseo en los recuerdos que vuelven como la aurora de los cielos o como indeleble color de llama. Tú fuiste patrona y madre del espíritu y jamás cosa tan bella dará otra tierra, ni el sol acunará aún más dulcemente de cómo tú fuiste acunada. Él, Sabio Padre de los antepasados, fue Sol y también Dios de los hombres fuertes. Él nunca tuvo culpa de tu destino. Él no fue reo, sino los hombres, los hombres fueron culpables de tu desventura y de tu silencio. Ahora tu rostro está oculto pero mis ojos y también los del espíritu, conservan en el tiempo el esplendor de tu exuberante belleza.

Un día, podré volver a verte en el espacio profundo y místico de los cielos y allí volveré a ver tus montañas doradas y los plateados valles que, con delicia y con amor, yo fijaré con el sentido más fuerte de mi espíritu enamorado.
Entonces, sólo entonces, harás el retorno y el dios de tus tiempos desgarrará las más densas nubes porque allí la hora de la gloria será sonada.


Doy gracias al Gran Conductor, por haberme llevado consigo en el “sueño” de los desdoblamientos astrales, donde la instrucción es pura y perfecta, libre de condicionamientos, indicándome el sendero, los consejos, la laboriosidad para las elecciones más importantes. (Cuando no me dejaba distraer).
Y en la laboriosidad siempre he sido instintivo y severo, tanto como para ser considerado autoritario.
Eugenio me daba espacio libre y confianza, aún si no intervenía percibía la presencia.

Por segunda vez en el sueño y luego en duermevela, Eugenio, como un viejo sabio viene a mi encuentro, después de saludar a todos, me acompaña del brazo mientras me voy, hablándome como un padre, en todos los sentidos, amorosamente, me acaricia la frente, como si nada, señalándome con el índice el centro del 3er ojo.
Saludándome me pregunta si tenía necesidad de algo y le contesto, inmediatamente, que esperaba, en cambio, haberlo podido ayudar yo, servir al menos un poco.


Realizarse en Dios quiere decir volverse contenedores conscientes, conocedores de deberLo servir sin límites ni condiciones, predispuestos a hacer emerger la parte positiva de la propia personalidad, que es la parte evolutiva de todos los valores experimentados.
Para un ser mortal, no hay nada más grande, más sublime y más bello que interpretar el pensamiento divino, sentirse así como el hombre-dios es, amar como él ama, juzgar como él juzga, guiar como él guía, ser justo como él es.

Interpretando el pensamiento divino, he descubierto el misterio de los misterios que concede el triunfo sobre la muerte y la gloria en la vida.
Todo es magnificencia si se consigue pensar como el divino piensa.
Las cosas más pequeñas se vuelven grandes y las grandes pequeñas, lo finito infinito, lo mortal inmortal, lo breve largo y lo largo breve.
¡Todo se pone al revés!. El mal se vuelve bien, la oscuridad luz, el llanto sonrisa, la muerte vida.
Interpretando el pensamiento divino, te inmerges en la profundidad de lo inconocible, de lo ignoto y de lo inexistente.
¡Entonces estás en todo!


Había pintado la imagen del Consolador, reflejada en la portada, en 1975, después de la intuición de que hubiese una estrecha relación con la Gioconda. 
Viví al lado de Leonardo. 
Ahora me llegó fuerte el pensamiento de que él había pintado la parte femenina de la personalidad espiritual que lo inspiraba. He tenido confirmación de su profundísima, conciencia espiritual cuando he descubierto un dibujo suyo. Está representado el apóstol Juan (águila) coronado por el Sol, que tiene sólidamente entre las garras el planeta Tierra que se desliza de la playa hacía el mar. 
Desde su pecho un rayo ayuda a guiar el timón, junto al evangelista Lucas (Toro), de una barca (¿el Arca?), sobre la que está el árbol vivo. 
Dejo el resto al lector.



Carta de despedida a los estudiosos.
Es cierto que por amor a la Verdad es necesario saber soportar y sufrir silenciosamente, con extremo coraje y con tanto infinito amor.

En estos años, por amor a una de las más grandes verdades de nuestro tiempo, he soportado y sufrido silenciosamente con un coraje, con un amor y con una fe que no han conocido ni obstáculos ni condiciones.
Esto he hecho, porque la verdad que benignamente el tiempo y los cielos me han concedido y materialmente revelado, merecía y todavía merece más el más grande de todos los sacrificios.

En verdad, la lucha ha sido impar, titánica con durísimos vapuleos morales y materiales, pero mi alma siempre ha sido, en cada situación difícil, aconsejada, sostenida, vivificada y consolada por un Amor del cual pocos hombres sobre la tierra han tenido el privilegio de sentir y apreciar el valor y el alcance.

He hecho aquello que humanamente era posible hacer, con pureza de ánimo y sinceridad de corazón, sin pedir nada y sin ninguna formalidad. Las almas pías, justas y generosas me son testigos ante el Juicio de Dios.
He tenido cerca, también, aquellos que son más queridos a mi corazón, sin contar los sutiles enemigos y tentadores; pero en compensación de tanta adversidad, he tenido constantemente a mí lado la inconmensurable, prodigiosa consolación del Amor de Dios, de Sus Ángeles y de queridas almas que han creído en mí y juntos luchado y sufrido por esta Verdad.

Los Hermanos de la Cristica Conciencia han querido dignarse conceder a mi humilde corazón la inmensa alegría de Su presencia, concediéndome con confianza, los conocimientos de Su volumétrica sabiduría y de Su personal deidad, alzando, siempre más alto, mi alma, mi corazón y mi moral en una inflamada llama de fe inquebrantable.

Ahora, nada más me podrá sorprender; nada podrá causarme amargura; nada podrá turbar la eterna armonía y la viva alegría que la Verdad ha edificado en mi espíritu, en mi alma y en mi corazón.

Ahora, serán los futuros acontecimientos, aquellos acontecimientos que ninguna razón humana podrá nunca desmentir, a afirmaros cuanto yo tuve, sinceramente, que deciros por amor de la Verdad y por santa obediencia.

Si hubiese ignorado la realidad que he vivido; si no hubiese sentido la potencia penetrante del Crístico Amor; si no hubiese visto aquello que a mis ojos les fue concedido ver y si no hubiese escuchado aquello que a mis oídos les fue dado oír, no habría expuesto mi vida al escarnio de los escépticos, a las burlas de los hostiles; no habría doblado la rodilla ante los duros de mollera, ni habría sentido tanta fraternal premura por la suerte de esta dolorida humanidad, por los afligidos, por los débiles y por los sedientos de justicia.

No me habría privado del reposo; no habría pasado noches sin dormir, ni habría suprimido el deleite que la vida ofrece a los mortales de este mundo; no le habría quitado nada al limitado bienestar del sudado trabajo, ni me habría quitado el pan de la boca para transformar su valor en papel, sellos y todo cuanto es necesario para una obra tan grande.
¡No habría hecho nada de cuanto he hecho, verdaderamente nada!.
Habría hecho el perro mudo; habría callado como muchos han hecho y hacen con frialdad de mente y de corazón.
Si fuese como ellos también habría callado yo.

¡Sin embargo no! ¡No tengo dudas! ¡No podía hacerlo!
La Llama de la Verdad ha ardido dentro de mi pecho y he obedecido sin pensar, mínimamente, hacía lo que me encaminaba.
He revelado cuanto he vivido y ahora, más que nunca, conozco, el por qué.
Esto he hecho por una innata veneración a la Verdad, al Padre Creativo, a Cristo, al pulsante y gran corazón de todas las almas anhelantes de paz, de justicia y de amor.
Ha sido y es la realidad de la Llama Cristica y del amor a la Verdad del tiempo de todos los tiempos que me ha concedido tanto coraje y al mismo tiempo tanta humildad de sacrificio y tanta fe.

Ahora es veraz y tal será para siempre en la Tierra y en el Cielo mi incondicional veneración por Aquel que vive en Purísimo Espíritu y que también está en la semilla de toda cosa, en el corazón de toda criatura, en la luz de todo planeta, en el esplendor edificativo de todos los Soles, en la inmensa armonía de los universos, en todo, en todo aquello que vive en Él y para Él siempre, eternamente.

En verdad afirmo y amo, amo infinitamente en mí, en mi prójimo y en todas las almas que fueron, son y serán, esta Realidad Suya que no podrá jamás, jamás morir.






Relato dos desdoblamientos muy vivos que preanuncian los terribles momentos hacia los cuales nos encaminaremos:

“Todos se asesinan, es la guerra general; como divididos en dos bandos; hay quien se esconde en las cavernas, también yo tenía una pistola material, pero no la uso. Miro a los ojos a uno que me queria matar y se va.
Me recordaba poseer otra pistola de energía blanca.
Encuentro algunos amigos en una habitación oscura y una mujer que me acoge abrazándome, pero salgo, tristísimo, voy a buscar a mi Maestro.

Camino erecto, silencioso entre la gente reagrupada, aterrorizada, la miro con serena indiferencia y, cada vez más ligero, me encamino levitando hacía el cielo, subo hacía uno de los agujeros circulares de una cubierta oscura de nubes, para asomarme al cosmos”.


Y para concluir relato imágenes proféticas.
En la 1ª veo un avión-caza, último modelo, que caracolea con estruendo en el cielo y veo nitidamente, debajo, un sistema de cuatro tubos de los cuales tres enormes radares de apuntamiento y el cuarto un último descubrimiento de la ciencia:
un enorme laser antimateria.

De repente aparece otro y los dos, están a la caza de otra nave que surca el cielo encima de mí. No hace ruido y procede ondeando, no es terrestre.

Los dos cazas lo apuntan y emiten, de sus cañones, dos faros de luz que van sobre el blanco. Nace un explosión de luz que revela, inmediatamente después, un fenómeno diferente a cuanto podía esperarme; los dos cazas habían desaparecido y del objeto parado, pulsante, desciende un cilindro de luz que gira lentamente, con una especie de contenedor colocándose sobre el terreno. Mientras tanto, miles de astronaves luminosas invaden la esfera celeste.

Quizás, cuando el hombre crea ser patrón de la energía y pensará hacer la guerra contra los hermanos superiores tutores del Orden Universal, al cual se rebela, intervendrá la Orden Suprema de abandonar la humanidad a su destino autodestructivo y salvar lo salvable con estos conos luminosos de recogida.

De hecho, Eugenio, me confirmó luego que los controladores espaciales tienen bajo observación los esfuerzos terrestres por renovar los armamentos con la super arma de la antimateria.




Es la repetición del error, del pecado original. El mismo estado en que se encontró el planeta Mallona antes de explotar.

Deseo que las páginas de este libro puedan hacer meditar a los responsables hacia el arrepentimiento como dijo en Fátima el Genio Solar, Espíritu Madre del Planeta Tierra, que llamamos Virgen y algunos años antes también Grigorij Rasputín, referido en mi 2º libro.

¿Cuántas veces nos ha ayudado la Mano Divina?.

¿Cuántos profetas y Sabios espirituales han dado la propia vida como enviados de la Conciencia Superior para quitarnos del fango?.

¿Por qué en el mundo Cristiano se leen tanto los Evangelios sin ponerLos en práctica y no se da la misma importancia a las premoniciones del Apocalipsis de Juan?.


Escribió Eugenio:
HombresDioses venidos de las estrellas visitaron al Apóstol Juan, repetidas veces, en la gruta de Patmos.

El “Quinto Evangelio” del Profeta, todavía escondido a los ojos del profano, Juan comenzó a escribirLo inmediatamente después de que “una extraña nube” Lo transportó desde Macedonia a Palestina, dejándoLo ante la puerta de la Virgen María, Madre de Jesús, a punto de morir.

Los Hombres-Dioses por medio de instrumentos, entonces y hoy de ciencia ficción, dieron a Juan, a través de simbólicas representaciones cuatridrimensionales, las diferentes secuencias referentes al “Apocalipsis”, o bien “los signos” de los últimos tiempos que anunciaban la renovación, o el fin, de una especie humana implicada en una hipercaótica fase degenerativa y autodestructiva.

Relacionaron así el fin de un mundo y el nacimiento de otro en donde una nueva sociedad debía establecerse, (Reino de Dios en la tierra) coordinada por frecuencias psico-fisico.espirituales mucho más evolucionadas que las frecuencias precedentes.

El Apocalipsis quiere expresar una severa y meticulosa selección de la especie humana vivente sobre la tierra y un renacimiento, particularmente elaborado, de seres capaces de instruir nuevas estructuras para la instauración de una super-civilización corroborada por incorruptibles ideales de “fraternidad” en una luz de rígida justicia universal.


Y es extraordinaria la similitud con este icono (foto nº 32) encontrado éste año, 1997, pintada en el 1914, año de gran laboriosidad de Grigorij Rasputín.

 Representa al apóstol Juan en la isla de Patmos, mientras escribe el Apocalipsis, asistido por la presencia de alguien a bordo de una astronave. Comparada con algunas fotografías recientes, sabemos que es un medio viajero hecho de materia psiquizada, pilotado por los Seres de Luz o Coordinadores. Uno de los motivos fundamentales de la obra desarrollada por G. Rasputín en Rusia y todavía antes por Cagliostro en Francia, era el intento de volver a llevar, en aquellos particulares momentos históricos, las elecciones de las potencias dominantes terrestres hacía el trinomio: Libertad, Igualdad, Fraternidad. ¿Cuál ha sido la respuesta?. “¡A Muerte!”.



Puedo salvar aquello que muta y nunca muere.
Sólo puedo coloquiar y establecer un contacto con el Jinete Eterno, con Aquel que es hoy, mañana, siempre.
No puedo estar disponible hacia el ser temporal que no ha alcanzado la sublimación, la incorruptibilidad, la unión perfecta y armoniosa entre medio y Jinete.

No tengo ningún interés en salvar la vida del sueño para perder, luego, aquella real. Mi mayor interés está dirigido al espíritu más que a la carne.
¡La materia muta, el espíritu no!.

Cuando se dice: “Vosotros sois del mundo y yo no”, significa: “Vosotros estáis muertos y yo vivo”.
Es este conocimiento que me ha empujado a querer morir para enseñaros como poder vencer la muerte, para estar siempre, eternamente vivos, inmortales.

He aquí la verdadera libertad que se adquiere si se es capaz de conocer la verdad y hacerla propia.
Yo sé quien soy, de donde vengo y a donde voy.
Quisiera que cada ser que sueña, pudiese despertarse y no continuar soñando para luego morir.

He vivido en este mundo trabajando y esperando ver surgir, del humano estercolero, al hombre nuevo, al justo, al pacifico, al incorruptible, al amante del amor aureolado de pasión por lo Creado y por el Creador.
La esperanza no está muerta y aún si mis ojos se oscurecen y mi corazón se encamina hacía el confin de la vida, el semen que ha sido puesto en el útero de la Madre Tierra se nutre y crece en el desierto poblado de muertos.

La genética de los titanes, de los inmortales, de los seres dioses, patrones de la vida y de la muerte, revive en el silencioso misterio que envuelve a todo el cosmos y a su escondida, eterna belleza.
No he vivido en vano, ni me duelen las heridas que el débil y cobarde hijo del polvo me ha procurado.

Yo soy y seré siempre así como son y serán los verdaderos hijos de mi patria, nacidos del semen de Arat, sol viviente.


DEL CIELO A LA TIERRA
Es prerrogativa del Altísimo Rector de lo Creado discernir y separar el grano de la cizaña. Los Mensajeros de la Suprema Voluntad hacen lo que deben hacer y dicen lo que deben decir, y no replican.

Ningún justo está sobre la tierra

La Luz de la verdad ha sido esparcida sobre la tierra por los grandes conductores del Espíritu Crístico y su obra ha despertado a los dormidos y ha vigorizado los espíritus débiles y cogidos por la granza del mal.

Nuestro incansable mensajero no era otro que “El Consolador prometido” y no debía decir más de cuanto ha dicho, ni hacer más de cuanto ha hecho en el tiempo querido por quien lo ha colmado de celestes gracias. Su paso seguro por los caminos del mundo ha dejado señales manifiestas y fecundas de justicia, de paz y de amor. Nosotros estamos orgullosos por cuanto ha hecho y dado, sin límites y sin condiciones. De esto somos testigos. Aquellos que son del mundo no podrán nunca comprender ni jamás testimoniarán, más bien, gritarán como en un tiempo: “¡Crucifixión! ¡Crucifixión!”.

El príncipe de este mundo ya ha sido juzgado y con él todos aquellos que están en el pecado del juicio. ¡Esperad y vereis!.

Era verdad entonces, es verdad hoy.
Para ser gratos al oro y a la plata, evitaban sumergirse en la alegría de su Señor.
Para conservar la benevolencia de los tiranos y de los malhechores, preferían no recorrer el sendero que conducía hacia la morada del justo, del amable dispensador de bienes celestes.

Por temor a perder la riqueza de los muertos y el deleite de los placeres desenfrenados de la carne, se arrastraban como víboras para salir de los lugares santos.
Son estos los tibios que se creen fervientes.
Han sido y son éstos los personajes del doble juego que, más que cualquier otro, perverso, hirieron el amor del justo, del amable Maestro de los Maestros.

¡Como entonces, así es hoy!.

Los mismos espíritus en una carne todavía débil y vestida de sordidez.
La historia se repite.
"Exterminaré de la faz de la tierra al hombre por mí formado: hombres y animales, reptiles y pájaros del aire, todo exterminaré, puesto que me arrepiento de haberlos hecho".
(Génesis 6/6).


Quizás alguien, un día, podrá redactar un informe final referente a la lenta, atroz agonía de una civilización instruida por seres vueltos esclavos y vencidos por la muerte.
El tiempo del "después de mí" se aproxima rapidísimamente.

Prepararos, queridos terrestres, porque es verdad, cierto y verdadero que el Otro, Aquél que ya ha venido, no será tan misericordioso como muchísimos creen, ni está dispuesto a tolerar, más allá, la ya crecida locura destructiva de los hijos de la muerte.
Prepararos a ver cuanto os habéis obstinado a rechazar , a no querer creer.

Las calamidades, a su tiempo anunciadas, no os darán tregua ni reposo. Tendréis cuanto os habéis merecido, rechazando la oferta del Amor más grande de todos los amores.
Bienaventurados aquellos que se han adherido a la Verdad del tiempo de todos los tiempos, ¡bienaventurados!.

Para éstos es el Reino Prometido, el Paraíso en la Tierra.
No habéis querido creer en el reclamo de Amor del Uno, ahora seréis obligados a aceptar, por Divina Justicia, que el Otro os quebrante los riñones y los corazones.



Poimandres, Luz Vivificante, Sol del Amor Santo
¿ha sido redimida la humanidad?


¡No, hijo Mío, no!.
El hombre de la Tierra ha rechazado este Divino ofrecimiento, cayendo en el abismo de la total disolución material.
Recuérdate, hijo: ha escogido a Barrabás y no a Cristo, ha escogido las tinieblas y no la Luz.
¿Si el hombre de la Tierra hubiese aceptado la Redención, crees tú, hijo, que habría caído tan bajo?.
¿Crees tú, Luz de Mi Luz, que se habría hecho envolver por el mal, por la violencia, por las locuras homicidas y suicidas, y por tantas otras peculiaridades satánicas?.
No, hijo Mío. El hombre ha rechazado el Amor de Dios, prefiriendo el odio y cuanto lo ha vuelto vil, bestial, egoísta, sanguinario, anticristo.

No ha aceptado la Ley que instruye al hombre a ser a imagen y semejanza de Su Creador, ni se ha predispuesto a asimilar el verdadero significado de la vida y de la resurrección.
Pero el tiempo ha llegado y el hombre será obligado a redimirse por Justicia más que por Amor.
Tú, hijo Mío, y los otros Ungidos, para esto estáis vivientes entre los muertos, para ser los abanderados de la Suprema Justicia, los Anunciadores, los Mensajeros de las Voluntades del Altísimo.
La Paz esté en tú corazón y Mi Luz tu consolación, el consuelo de tu Espíritu, hijo Mío.
Poimandres te ha hablado.

Padre Sol,
Con Tu majestuosa belleza Te alzas en el horizonte por la mañana y hasta la noche calientas el cuerpo y el alma de todos, concediendo el don de la vida a los buenos y a los malos.
¿Por qué, Poimandres, Padre nuestro, nadie Te da las gracias?
¿Por qué nadie Te adora?

Hijo de Mi Luz;
Soy Aquel que amas en cada latido de tu corazón, en cada respiro del alma, en cada suave vibración de tu espíritu.
Soy Yo, hijo, Poimandres.

¡Escucha y goza!. Tu rosal ha florecido en la estancia de la eterna beatitud. Tu retorno al seno de la Luz que te ha creado se aproxima.
Alegra tu espíritu, hijo Mío, para que goce todo cuanto te rodea y amas.

Tu servicio ha sido grato a las Potencias del Cielo y de la Tierra que se dedican a conservar intacto aquello que Yo creo y nutro.
El fuego, el aire, el agua y la tierra conservarán eterna memoria de tu amor y de tu justicia.

Cuando tu espíritu se alzará hacia lo alto de los Cielos, la Tierra será sacudida y la Luz del Nuevo Reino tomará morada sobre ella. Nadie podrá, jamás, mutar tu destino, ya escrito en el libro de la Eterna Ley. Hoy eres, mañana serás y tu obra inmortal dejará las señales de la inmutable Verdad del Espíritu Creante.



Me visto para ir allí, donde el rosal florece en la Luz dorada del amado Padre Mío.
Gusto ya la radiosa felicidad que abrazará mi espíritu. 
Desde allí podré, sin límite alguno, trabajar para el nacimiento y el crecimiento de la generación solar de este planeta.

Mi espíritu nunca estará ausente en el espíritu de aquellos que hacen parte de mi Trinidad Divina y Eterna.
No estará ausente mi consolación hacia todas las criaturas llamadas para ser elegidas.
Está por retornar el Ser Patronímico de este Mundo, ha querido que yo quedase hasta el día de Su retorno.

Por consiguiente deberé prepararme para dejar esta forma y esta sustancia. Deberé, finalmente, alcanzar mi real y eterna morada.
En verdad, ya siento la atracción de la Luz del Padre Mío y todo cuando me rodea se transforma en la no-forma y en la no-sustancia.

Sólo en la Luz Purísima del Padre Mío veo y siento la realidad de todas las cosas, de todas las criaturas que me han acompañado en esta última experiencia física, en esta dimensión de lo ponderable.

Así, dentro de no mucho tiempo, podré revivir al unísono con el Amor más grande de todos los amores, podré ser una sola cosa con Su Divina Luz, podré gozar eternamente de todos los frutos de mis múltiples experiencias, brotadas de los Siete Ciclos Temporales Humanos.

Todavía, por última vez "La Rosa florecerá sobre la Cruz" para luego ser libre. ¡Libre de verdad!. 
Disculpadme si ya no puedo estar en sintonía con vuestra naturaleza.
Mi cambio ha iniciado y ya me siento extraño a cuanto esta dimensión propone.



















Jesús, pues, viendo a su Madre y allí presente el discípulo que Él amaba, dijo a su Madre: “Mujer, he aquí Tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “He aquí tu madre”. 
(Giovanni 19‑26)


“Yo rogaré al Padre mío que os dará un nuevo Consolador, para que quede con vosotros para siempre el Espíritu de Verdad, que procede del Padre. Convencerá al mundo respecto al pecado, a la justicia y al juicio. 
Él os enseñará toda cosa y os hará recordar todo aquello que os he dicho. Él os guiará hacía toda la verdad porque no os hablará de sí mismo, sino que dirá todo aquello que escucha (Mensajero) y os hará conocer el porvenir” (Anunciador).


Así, Juan en Eugenio es portador de la Voluntad y de la Naturaleza del Ser Cósmico, en cuanto procede del Padre. Ha heredado la responsabilidad espiritual de la humanidad con la Justicia del Padre.
Hijo predilecto de la Madre Miriam, Espíritu Solar del Planeta Tierra.



El Espíritu dorado guiará en eterno a Sus hijos espirituales.
No puede jamás tener sustitutos.
Cada uno realice en sí mismo la propia obra.






A pesar que de este libro han sido distribuidas algunas copias
y alguien tenga algunos escritos que reportar desde hace años,
la voluntad actual de Eugenio Siragusa
y el respeto que le debemos,
se reflejan en
La prohibición absoluta de una utilización indebida.
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INDICE



Cap. III    - Lecciones de Conciencia Cósmica ...........................….         “     81
- 1    - Preguntas de estudio .................…………………....        “     83
- 2    - Alma ....................................….......………………..          “     95
- 3    - Astral .….............................…………………………..        “   102
- 4    - Espíritu …........................………………………….....        “   110
- 5    - Psique ..................………………………………….......       “   114
- 6    - Amor. .............………………………………………......        “   122
- 7    - Dualidad, Trinidad, Unidad, masculina y femenina    “   126
- 8    - La Luz, el Verbo, la Vida ........….…………………….       “   132
- 9    - Genética ...............................…….…………………..        “   143
- 10  - Vibraciones ...........................…..…………………....        “   153
- 11  - Piedad, Caridad, Conocimiento, Fe ………………….      “   160
- 12  - Intuitivo, perceptivo, sensitivo .…………….…..…….      “   164
- 13  - Discernimiento ...................…………………….……..      “   174
- 14  - Mutantes .........................………………………..…...       “   181

Cap. VI    - Laboriosidad interplanetaria ...........................………...        “   231

Cap VII    - Sublimación y proyección .........................…......…..…..        “   267